Pocas cosas más claras
me ha ofrecido la vida
que esta maravillosa
libertad de quererte.
Ser libre en este amor
más allá de la herida
que la aurora me abrió,
que no cierra la muerte.
Porque mi amor
no tiene ni horas ni medida,
sino una larga espera para reconocerte
sino una larga noche para volver a verte,
sino un dulce cansancio por la senda escondida.
No tengo sino labios
para decir tu nombre;
no tengo sino venas para que tu latido
pueda medir el tiempo sin soledad un día.
Y así voy aceptando mi destino,
el de un hombre
que sabe sonreírle al rayo
que lo ha herido
y que en la tierra espera
que vuelva su alegría.
me ha ofrecido la vida
que esta maravillosa
libertad de quererte.
Ser libre en este amor
más allá de la herida
que la aurora me abrió,
que no cierra la muerte.
Porque mi amor
no tiene ni horas ni medida,
sino una larga espera para reconocerte
sino una larga noche para volver a verte,
sino un dulce cansancio por la senda escondida.
No tengo sino labios
para decir tu nombre;
no tengo sino venas para que tu latido
pueda medir el tiempo sin soledad un día.
Y así voy aceptando mi destino,
el de un hombre
que sabe sonreírle al rayo
que lo ha herido
y que en la tierra espera
que vuelva su alegría.