fire




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POESIA ERÓTICA


Aromas....




Mi cuarto huele a sexo...
tengo tu aroma en mi piel.. de ese aroma delicioso de sexo de
mujer...
mi ganas no se apagan y mi hombría quiere mas hurgar en tus adentros y derramarme mas...
Mi carne quiere todo y nada de ti.. quiero una pasión sin freno con mas ganas de dar...
quiero tenerte postrada una hora mas y comerme tus sabores y lenguetearte mas..
Quiero lamer tu vagina y hacerte retorcer... morderte los muslos y los pechos también... quiero tu sexo tan húmedo que dejes aquí las sabanas mojadas y con mas olor a ti...
Mi cuarto huele a sexo a ese rico sexo de verdad.. del que no quisiéramos dejar de practicar... mi cama destendida y mal hecha nos da una épica imagen de lo que seguirá... una hora mas...


Alex Pardien
















Te diré: soy mujer cedro mujer angustia

mujer como trigal como violeta

como sandía y tormenta.

Busco una isla para gestar en ella,

para inventarme mi libertad y mi cuerpo

y todos mis movimientos



frag. Kyra Galván






Al íntimo cuadrante del Nosotros

la Vida nos reclama,
imposible
imposible oponerse,
nuestros cuerpos se atraen
con la fuerza del Cosmos,
en medio del plasma primigenio
sabores luz olor sonidos bordes
se mezclan imprecisos
dedos boca pezones pene vulva
se encuentran y confunden en el fragor vital,
tu piel mi piel resiste
en creciente tensión
en palpitantes
cúmulos de energía genésica
que irradia desde el núcleo del Nosotros,
imposible
imposible aguantar
se desborda la piel
estalla el gozo!

 Waldina Mejía Medina





 -LENCERíA NEGRA-



Me desvestiré sin prisa
como sé que tu sed desea,
desabrocharé la blusa, 
borrando los ojales,
hora a hora,
encadenada al impulso
de la corriente azul 
que traspasa mis dedos.
Deslizaré despacio 
las sedosas medias,
hasta dejar desnudos
los pies de escamas blancas
que sepan improvisar abrazos
sobre el itinerario íntimo   
de tus espumas.
Y mi cuerpo
absorto frente a la alegría 
de tus ojos,
se vestirá con tu  piel
haciéndose, por fin, 
destino de tus manos.


 -VESTIDO ROJO-

Esta mañana de sol 
el amor se desliza por el agua,
se desliza por el aire 
como una intensa sonrisa.
Aquel hombre ni se imagina
que esta noche
seré sumisa boca,
caderas poderosas,
ardiente piel inconsciente,
bajo el vestido rojo 
que ahora castamente
 me recubre.
Y seré otra mujer,
otra mujer sin el más mínimo pudor,
revestida de rojo por dentro,
indefinidamente fascinada en la búsqueda,
en la hondura,
de ese espacio irisado
que es delicia y paraíso.

Yolanda Gelices





"El mar ahogado en la arena...!


Federico García Lorca






"Ebria de carne azul, hidra absoluta,


que te muerdes la cola refulgente


en un tumulto análogo al silencio"


Paul Valéry

*LA AMANTE*
Un lento derramarse, un cielo en fuga, 
un crepúsculo muerto sobre el agua. 
Una raíz de sal que te sumerge 
en la hondura más negra de su grito.
El agua viene y lame cada orilla
con su lengua de cántico y caricia y amortigua 
la luz su llaga inmóvil para no herir la entraña de la tarde. 
Sobre cada colina deja un soplo detenido 
el arado de los besos. 
Las manos se persiguen, se acorralan, 
huyen por los rincones, vuelan, gritan 
o van a agonizar en tus cabellos. 
Tú miras y vacías tu mirada 
en el recodo oscuro más remoto. 
Y las llenas de nuevo con aromas de un país 
que recorres entre sueños. 
Miras y vas sembrando de tus ojos 
un territorio fértil y sangriento 
donde el rostro más frágil y furtivo 
se hace piedra y derrota en cada ausencia. 
Tú miras y te inventas lo que miras. 
Miras el sol y enciendes en la tarde 
un universo de luces moradas 
que derraman su vino en las pupilas. 
Tú miras y en el fondo de la noche 
nace la luz del alba sucesiva. 
Vuelve otra vez, espejo del pasado. 
Ábreme en las entrañas 
otra llaga más permanente y mucho más 
deseable que la herida que llora lo que pierdo. 
Pues si el reproche afila con su lengua 
la navaja fatal de los agravios, 
tú matas con la sola certidumbre 
de no volver a ver el rostro amado. 
Recorres un sendero y se disuelve 
la ternura en tus manos como arena 
deshecha en las entrañas del arroyo. 
Y en al quietud endulzas esta boca, 
hecha de espada y hiel, arena y odio, 
para lamer el tallo del deseo. 


Entonces amo el tacto de tus dedos,


que no engaña jamás como las voces.


Pueden mentirme todas tus palabras.


Mentir tu desazón y tu distancia;


mentir también el vértigo cerrado


de la pasión que encierra mis temores.


Pero tus manos, no. Tus manos tiemblan.


Como si fueran pétalos del agua


acariciados por la brisa fría


y estremecidos por su raudo beso.


Ellas me aman más en su mutismo


que tú con las palabras exaltadas.


Tus manos, las raíces extendidas


de diez morenos dedos de mi carne,


hablan mejor en su silencio a gritos.




Carmen González Huguet














PLEGARIA AL ORGASMO




Ajeno a mis pensamientos
huiste a un casto silencio


Hoy
que sedienta mi sangre te busca
ni a golpes ni a ruegos
te insinúas


enajenado prosigues
riguroso y oprimido y largamente oscuro
como pasillo de convento desolado



ángel de dura delicia
apático orgasmo rebelde
erizado temblor
pólvora vulnerable


regresa a mí
y aniquílame


Dina Posada




ESPERO....

 

Espero ansiosa


analítica y recurrente


encontrarte en cada


hora e instante


en mi cama, cuerpo,


sangre, y mente


en gestos o palabras


condescendientes


astuta, y hábil


como avezado pescador


enlazo lineas


con mi elocuente léxico,


anzuelos sugerentes


son mis letras


de carnada uso,


mis sensitivos dedos.


Mis manos reman


tus aguas lentas


como ágil piragua,


utilizo mi cuerpo


navego y pesco


en cada centímetro


y a tus venas


de erotismo


impregno.
Por la Literatura y por La Paz

Nancy Beatriz Fuentes
(Uruguay)





















A la hora del amor llega desnudo,


desnudo y puro,


como quien vive su muerte y resucita.


BESA


hasta que sean de piedra tus labios


y tu lengua.


ACARICIA


hasta que palidezcan los tigres camorreros.


ENTREGATE


con la avidez del sediento en la taberna,


con fervor, con vapor,


no retrocedas.






Y en la batalla de labios y de huesos,


en la apretada urdimbre de dos cuerpos


baja cantando, como un minero iluminado,


para cavar muy hondo entre dos muslos.






(Consejos de afrodita)
AUTOR: Flor Alba Uribe
















Esta noche

me cubro
con la sola apetencia
de tu cuerpo.





De los pies a la cabeza
me voy llenando
con murmullos de hoja seca
sobre todo
cuando hago recuento
de tus manos ausentes.

Desde la memoria
me recorren
de punta a punta
de pecho a pubis.
Se entretienen
en todos los resquicios
me dibujan los muslos
llegan
al punto exacto
del que regresan
los caminos.


En la añoranza de tus manos
me desvelo.

No duermo en la ausencia
de tu boca.

Tus brazos no están
Y es el aire
el que responde
a la apetencia de los míos.

En el desvelo de tu ausencia
me refugio.
Sí.
Esta noche
al igual que tantas otras
me cubro con la sola apetencia
de tu cuerpo.

Arabela Saraberry P.


























                        


















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