Cuando supere esta distancia ardida,
esta larga y doliente quemadura,
este golpe de hiel, esta tortura
de tu rosa en espina convertida;
cuando logre vencer la acometida
de la distancia que el dolor procura;
cuando imponga la luz a la locura
y logre revivir mi fe perdida;
entonces volveré a habitar el cielo
de tu abrazo deseado y presentido
en las espinas crueles del anhelo.
Volveré a la tibieza de ese nido
y en mi canto de renovado vuelo,
voy a gritarte amor hasta el olvido.
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