fire




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domingo

 Estaba necesitando hacer una limpieza en mí.

Tirar algunos pensamientos indeseados.

Lavar algunos tesoros que estaban medio oxidados.

Entonces saqué, del fondo de las gavetas, recuerdos que no uso y no quiero más:

Tiré algunos sueños, algunas ilusiones.

Sonrisas que nunca di.

Tire la rabia y el rencor de las flores marchitas que estaban dentro de un libro que nunca leí.

Miré para mis sonrisas futuras y las alegrías pretendidas, y las coloqué en un cantito, bien ordenaditas.

Saqué todo del armario y lo fui tirando al suelo.

Pasiones escondidas, deseos reprimidos.

Heridas de un amigo, recuerdos de un día triste. Pero también encontré otras cosas y muy bellas:

Un pajarito cantando en mi ventana.

Aquella luna color plata, el poner del sol.

Me fui encantando y distrayendo, mirando cada uno de aquellos recuerdos.

Arrojé en el cesto, los restos de un amor que me hirió.

Tomé las palabras de rabia y de dolor que estaban en el estante, las tiré en el mismo instante.

Otras cosas que aún me hieren. Veré que haré con ellas.

Fue en aquella gaveta en la que uno guarda lo que es mas importante, el amor, la alegría, las sonrisas, un dedito de Fe, para los momentos en que necesite.

Recogí con cariño el amor encontrado, doblé ordenaditos los deseos, coloqué perfume en la esperanza, pasé un pañito en el estante de mis metas, y las dejé a la vista, para no olvidarlas.

Coloqué en los estantes de abajo, algunos recuerdos de infancia.

En la gaveta de encima, las de mi juventud y colgado bien a mi frente, coloqué las de mi capacidad de amar 

y principalmente las de RECOMENZAR.


Anónimo

lunes

(...)

No me recuerdes ausente 
No me busques en el olvido
Búscame dentro tuyo 
Ahí estaré contigo.

MI ALMA TIENE PRISA

Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de *dulces*; los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Sin muchos *dulces* en el paquete…

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. *Que sepa reír de sus errores*. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa antes de la hora. Que no huya de sus responsabilidades. Que defienda la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
*Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas*… 
*Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma*
Sí…, tengo prisa…, tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de los *dulces* que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.
*Mi meta es llegar al final* satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y la  segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una...


                    Mario de Andarde
                     Sao Paulo 1893-1945


jueves

No importa....

"Ya no importa, te lo aseguro. No tienes porque darme explicaciones. Hace mucho supe que te habías marchado. Ya te había perdido desde hace tiempo. No lo quería aceptar. Pero hoy te lo digo con toda certeza - ya no importa-.
Dejé de esperar escuchar tu voz por las noches.
Poco a poco perdí las ganas de contarte mis planes.
Acepte que nunca tendríamos vacaciones juntos.
Comencé a dejar de hablar de ti en los desayunos.
Olvidé la nostalgia de los lugares a los que solíamos ir juntos.
Imaginarte con alguien más ya no era problema.
Llamarte y que me dijeras que estabas muy ocupado, ya no dolía tanto.
Estar sola volvía a sentirse bien.
Ya no escribo tu nombre al inicio de cada libro.
Ya no espero que suene el teléfono y diga tu nombre.
Olvide cuál fue nuestro último beso.
Escribirte y llamarte para explicarte que lo único que necesitaba era tu atención, ya no es mi plan de todos los días. 
Comencé a creer lo que un día me dijo mi abuela: "nadie se casa con el amor de su vida".
Ya no escucho boleros.
No te retengo más... "



- Santiago Berti -

miércoles

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