El estadista dispara
con cifras,
el gacetillero
con letras,
el psicólogo
con tu propia identidad,
el gacetillero
con letras,
el psicólogo
con tu propia identidad,
convertida en bala,
el niño
con su desamparo,
el político
con su flatulencia crónica.
Y tú
me disparas,
con su desamparo,
el político
con su flatulencia crónica.
Y tú
me disparas,
al no dispararme.