La desnudez es más bella
aun en la presencia
de quien la admira
y la perfecciona.
Quien con su mirada
no la enturbia
ni la destruye
con su violencia.
El ejercicio es desnudarse
frente al otro, y dezatar
todos los lazos de apariencia.
Es comunicarse sin palabras
introducciones, ni epílogos.
Es envolverse
en un lenguaje de signos
y abrirse a lo intimo.
Es acercarse a lo sagrado
y encontrar la verdad
de la presencia
sin máscaras
Es ofrendar carne
y alma palpitantes.