Sólo un instante
que apagó el crepúsculo.
Nosotros nada más
y el acto único de prender la llama,
la eterna llama.
Ya está cerrado el mundo
y han dejado de existir
las cosas que nos miran.
Nosotros nada más.
El pájaro callado
y la rama vacía.
Y la noche cubriéndonos
sin saber hasta dónde.
Nos dejamos caer
en un profundo pozo de silencios.
Nosotros nada más.
Y el aire que apaga su latir
para este instante
de cuerpos que se hablan,
de manos que se buscan,
de bocas sorprendidas.
Ha estallado un amor que duele,
canta,
oprime.
Es una muerte dulce,
una pasión que corta el aire
de las rosas amargas.
Y este vaho caliente
que va esculpiendo
palmas divinas
en mi mármol.
2 comentarios:
Buenísimo.
Me gusta mucho.
Bien por tu selección.
Besos.
Tamb. a mi.
y que te guste, más!
:):)
bsitos.
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