Pienso en ese hombre que besa
como si el mar fuera a
desbordarse,
desbordarse,
que siembra su sonrisa en mi piel
con la altivez de
la espiga, que dibuja mi soledad
la espiga, que dibuja mi soledad
sobre la niebla.
Pienso en ese hombre, dócil a mis ojos,
Pienso en ese hombre, dócil a mis ojos,
fiel, pleno, íntegro.
En su vuelo humedecido sin tiempo
En su vuelo humedecido sin tiempo
y sin espacio.
Como primavera sobre el trigo del otoño.
Pienso en ese hombre que inventa soles,
Como primavera sobre el trigo del otoño.
Pienso en ese hombre que inventa soles,
aguas de seda al tacto
y una verdad sencilla para amarme.
Ese hombre cierto, inconstante, mío.
En el callado temblor de sus latidos,
y una verdad sencilla para amarme.
Ese hombre cierto, inconstante, mío.
En el callado temblor de sus latidos,
en sus ojos de oscuros
desafíos.
Pienso en ese hombre que me espera
desafíos.
Pienso en ese hombre que me espera
con dulce arrobamiento.
En su cabello de trigo que me inunda
En su cabello de trigo que me inunda
en un pleamar de pétalos y
trinos.
Ese hombre:
Sol salvaje,
trinos.
Ese hombre:
Sol salvaje,
río de música y silencio,
pájaro en el alba.
Pienso en ese hombre
Pienso en ese hombre
y hay aroma en la música
y color en el aroma,
claveles recién abiertos
y flores niveas
en mis sueños.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario