Sintiéndote cerca, muy cerca, busqué en el mar tus ojos y de repente te supe en la sonrisa de fresa que me regaló el horizonte, esos labios que inventamos
allí donde el cielo y el agua se aman.
Las olas que acariciaron tus plantas se acercaron a mí cantando, jugando con tu recuerdo,me llegaron hasta dentro, hasta dentro de este corazón que ahora te respira contento,
y de este cuerpo que goza
el calor de tu abrazo y tu pecho.
Hoy lució el sol sobre la arena, hirvió la sangre en mis venas, te tuve a mi lado otra vez, sin tu saberlo siquiera.
Karlos Gimenez
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