Tú duermes,
ya lo sé.
Te estoy velando.
No importa que estés lejos,
que no escuche
tu cadencia en la sombra;
no importa que no pueda
pasar mi mano sobre tu cabeza,
tus sienes y tus hombros.
Yo estoy velando,
siempre.
No importa que no pueda
acurrucarme
para que tú me envuelvas
sin saberlo,
para que tú me abraces
sin sentirlo,
para que me retengas
mientras yo tiemblo y digo
simplemente
palabras que no escuchas.
Yo puedo estar
tan lejos
pero sigo velando
cuando duermes.